El sabor español de las especias
Una de las primeras cosas que uno echa de menos al salir de España es la variedad de sabores que encontramos en su gastronomía. Bastan unas pocas semanas para añorar las gotitas de aceite de oliva, las tapas acompañadas con una cerveza fresquita o el típico pincho de tortilla. A la hora de elaborar platos españoles recurrimos en muchas ocasiones, a las hierbas aromáticas y a los condimentos, que desde tiempos inmemorables son un ingrediente indispensable.
Como es fácil de entender, cada región de España se encuentra influenciada en su gastronomía por los aspectos culturales y sociales que en ella se han dado a lo largo de siglos de historia. La gastronomía típica del sur, por ejemplo, se encuentra más condicionada por la cultura romana y árabe, siendo la base de cocina la combinación de ingredientes y especias.
En el norte prescinden de hierbas aromáticas como el comino o la albahaca, tan típicos del sur, pero utilizan otras como la canela, el laurel o el perejil. El marisco gallego sabe distinto sino es cocinado al vapor de las especias como el clavo y aderezado con ajo, perejil y limón, ¿lo habías notado alguna vez?
La evolución gastronómica, así como el buen momento culinario que vive España de difusión internacional, han ido añadiendo nuevos condimentos a los platos tradicionales y así se han ido descubriendo los sabrosos beneficios que se obtiene al utilizarlos. Desde prolongar la conservación de los preparados, hasta mejorar los procesos digestivos, sin olvidar el aumento del aroma y del sabor de los alimentos.
Cabe destacar, que pese a las ventajas que se obtienen al emplear estas especias en la cocina, es necesario encontrar el equilibrio entre su uso y su abuso, de forma que no lleguen a convertirse en un hábito sustitutivo del auténtico sabor de los alimentos. Gracias al buen empleo de estas hierbas aromáticas, conseguiremos dar un toque especial a nuestros platos, consiguiendo una mayor originalidad y sabor.
¿Qué especias emplear y cuándo?
Albahaca: De sus hojas se extrae su sabor delicioso, fresco y delicado. Tanto fresca como seca, se complementa muy bien con recetas donde el tomate cobra protagonismo, como suele ocurrir en la cocina mediterránea.
Azafrán: Se comercializa en polvo o en hebras. Es un condimento bien conocido por aportar el sabor y sobre todo el color en paellas, arroces, carnes y mariscos.
Clavo: Recurrimos a él para obtener sabores fuertes. Los capullos, enteros o molidos, están presentes en recetas hechas a base de carne, pescado y marisco, así como dulces, guisos y bebidas.
Jengibre: Condimento frecuente en la cocina asiática así como en la preparación de bebidas libres de alcohol. Lo podemos descubrir en panes, bizcochos y galletas y lo reconoceremos por su sabor entre picante y amargo.
Orégano: Es la hierba aromática por excelencia, única para condimentar pizzas y pastas, así como para carnes de todo tipo, rellenos, ensaladas y huevos.
Tomillo: De propiedades aromáticas, potencia caldos, verduras, carnes, rellenos y sopas, especialmente recetas provistas de tomate. Desde siempre, ha sido una especia muy reconocida por su capacidad de conservar los nutrientes de los alimentos a los que adereza.
Una gran variedad para enriquecer nuestros mejores platos y en muchas ocasiones poder sustituir o rebajar el porcentaje de sal de los mismos. Una gran alternativa más sana para toda la familia.